INCLUSIÓN ¿FALACIA O REALIDAD?

 
Mi querido Elliot Damián, la siguiente carta pensé mucho en escribirla o no, porque sé que muchos no estarán de acuerdo, pero lo que expresaré lo expresaré en base a mi experiencia como profesionista al tener años de acompañando a Familias en condición de discapacidad, y principalmente lo expresaré como tu madre ante las vivencias que hemos tenido a lo largo de estos 5 años de recorrido.
 
Te cuento que históricamente, ha existido una actitud de rechazo ante la discapacidad, desde culturas como la antigua azteca, que destinaban a los recién nacidos con discapacidad a la muerte, considerándolos impuros; en otras culturas y épocas los concebían como seres demoniacos que debían ser recluidos por ser una amenaza para la sociedad.
 
Realmente es lamentable aún encontrar personas que se expresan de esa misma manera que nuestros antepasados, a pesar de toda la información a nuestro alcance, expresionaes como “pobrecitos” “angelitos de Dios” o “déjalo porque está malito”. Son palabras que desde que son mencionadas están excluyendo, por el hecho de hacer una diferencia con las otras personas, y porque las expresan desde la victimización. Para mí, es diferente cuando existe comprensión y empatía hacia la vivencia, pues las personas se interesan en conocer la situación sin ningún tipo de morbo; la enfermedad que en ocasiones acompaña a la discapacidad, como en tú caso, y aprenden, realmente aprenden a dar manejo a la situación.
 
Citando a Andrea Gómez Palay “La postura social ante la discapacidad está polarizada y va desde la lástima hasta el rechazo, ambas igualmente discriminatorias, pues por un lado se considera a las personas con discapacidad “incapaces y débiles”; y por el otro,” inútiles y una carga social”, ante esta realidad, es entendible que a este grupo social, se le obstaculicen las oportunidades de desarrollo en todos los ámbitos”.
 
Y considerando también el tipo de discapacidad que tiene cada persona; de repente me da la impresión, que aquellos que son más funcionales para la sociedad, son los que comienzan a ser aceptados, pero cuando existen alteraciones conductuales, o un retraso mental de grave a profundo, el rechazo pareciera más evidente. Incluso en actividades de convivencia cotidiana. Por ejemplo aún las escuelas nos refieren, “no tenemos personal preparado para este tipo de casos” pero tampoco se interesan realmente en capacitar a su personal, o mínimo a sensibilizarlo.
 
En el camino he encontrado a muchas personas que dicen apoyar a la condición de vida que genera la discapacidad, escuelas, maestros, terapeutas, médicos, colegas, etc. Pero la realidad es que muchos de ellos nunca han convivido, fuera del trabajo, realmente con una persona con discapacidad, ni con sus familias. No es lo mismo brindar solo una atención que es de una hora aproximadamente a realmente tener una interacción cotidiana con alguno de ellos, a comer, a reír, a platicar con ellos (as).
Tengo compañeros que tienen hijos de edad similar a la tuya, los cuales jampas han convivido realmente contigo. Y en general muchas personas no promueven la convivencia sana y positiva entre los niños con otros niños con discapacidad, ni entre las familias, por ejemplo, si tu no tienes un hijo con discapacidad pareciera que ya no consideras tener puntos en común con familias con hijos con discapacidad, es decir también existe discriminación hacia la familia. No les explican la diversidad.
 
Así hemos tenido que pasar porque los niños te empujen cuando los buscas para jugar, pero tú no puedes decirles ¿jugamos? Solo te acercas a ellos y los niños te rechazan. Ese niño o niña no es “culpable” sino lamentablemente nunca le han explicado la diversidad en nuestra vida, en que cosiste una condición de discapacidad y como puede incluirlo en sus juegos. Pero tu tampoco sabes de eso, así que de últimas fechas he tenido que ver cómo te pones triste, inclusive llegando a llorar y refugiándote conmigo.
 
Luego pues, si yo como madre hago un comentario, salgo agredida, porque yo no “avise” de la condición de mi hijo, por lo que no fui “responsable”. ¿Es acaso necesario eso? Si se supone, que actualmente sabemos que las diferencias individuales son universales, entonces ¿Por qué no educamos a nuestros niños a convivir en función de aptitudes, valores y capacidades? Como algo natural y totalmente humano. Creo que si puede ser viable indagar como responder ante ciertas situaciones, por ejemplo, como cuando estás en crisis, y la regulación es compleja, pero siempre con el interés de apoyo hacia la inclusión, no para marcar esta particularidad.
 
En lo particular, me da mucho gusto llevarte a tu curso sabatino. Las maestras incluyen a sus propios hijos con toda naturalidad, y hasta la fecha no he visto ningún trato especial sino un trato humano. Nos acompañan como padres y nos hacen sentir parte de la escuela. Hemos rolado por otras escuelas que se dicen inclusivas, pero hemos tenido experiencias desagradables. En la primera de ellas la maestra refirió que no le hablaba porque no escuchaba, cuando puse mi queja con la directora le dio la razón a la maestra y me dijo que como madre exigía logros que no tendrías y en la segunda decían trabajar contigo pero yo no conocía ni a tus compañeros y tiempo después me entré que solo te dejaba en los tapetes a tu suerte.
 
He llorado mucho por ese tipo de situaciones, al principio me desesperaba por no encontrar ningún tipo de empatía. Ahora trato de ser más observadora, y asegurarme de que realmente seas incluido. Hoy en día me da mucho gusto hacer encontrado un preescolar en donde tus compañeros te reciben con los brazos abiertos, aunque no seas expresivo se que te sientes a gusto. Pero reconozco que ese trabajado ha sido gracia a las maestras, que no han hecho diferencias, han hecho las adaptaciones correspondientes a sus planes, y han explicado a los niños el porqué de tus conductas. ¡¡Esa tarea ha sido genial!!
 
Sin embargo te hablo de aún grupos sociales pequeños, aún es complejo encontrar estos tipos de espacio, y no siempre se puede tener acceso si no tenemos la solvencia económica. Es una tarea de la comunidad, pero nuestro Gobierno no lo comprende de esa manera.
 
Me ha encantado la forma en la que Andrea Gómez resume algo que yo también he considerado prioritario: “una parte fundamental es vencer los prejuicios que se traducen en discriminación, originados en la incomprensión y desconocimiento de las potencialidades de las personas con discapacidad”.
 
Yo lo complementaría con el hecho de que toda la Familia en condición de discapacidad no es comprendida, lo cual no es lo mismo a victimizar. Yo no espero que me digan "pobrecita” porque en la vida real he conocido a muchas personas que son muy fueres y resilientes. Yo lo que pido es inclusión, lo cual aún considero una falacia, todos hablan de inclusión, pero pocos están dispuestos a aprender junto contigo. Pocos están aún dispuestos a aventarse a comprender como te comunicas y el porqué de tus estados de ánimo y conductuales. La inclusión aún es una falacia en nuestra comunidad.
 
Creo que la Inclusión es una tarea social y comunitaria, que no solo debería ser promovida por las familias o las personas en condición de discapacidad, sino por cada persona que integramos esta sociedad, requerimos un cambio de paradigma como en muchos otros temas sociales ¿porqué? Porque somos Todos somos Seres Humanos y queremos un trato digno.
 
Te ama mamá
Sof Martínez
 
 


 

 

 

 

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