SOY CUIDADORA ¿ME DISCULPO?
Mi querido Elliot Damián, esta precisamente no es una carta para ti… hoy, hoy es realmente un desahogo de mamá…
Me encuentro algo cansada,
a lo largo de estos ya mas de 9 años, (porque empezó la travesía desde el
embarazo), he comprendido que lo más agotador para mí es la parte emocional,
aunque en el momento puedo llegar a “desconectarme” y encender el automático,
realmente es agotador, suben y bajan las emociones.
¿Han visto el
video donde las personas suben a un juego mecánico y se desmayan? La explicación que nos brindan es que cuando nuestro cuerpo se somete a presión y velocidad como ocurre en la mayoría
de los juegos mecánicos bruscos, el cerebro sufre estragos
momentáneos que provocan que la sangre no llegue en forma adecuada a todas sus
zonas y por eso hay desmayos breves de no más de 3 segundos. Según los
expertos lo más grave que podría pasarte es una
contractura. Bueno… algo así se sienten estas experiencias, ahora súmale
esto durante todos estos años…
Por eso cuando una doctora me preguntó si era la abuelita de Elliot Damián, solo sonreí… no lo dudo, puede ser que, si me vea como su abuelita, nunca he sido precisamente una persona con los estándares de belleza establecidos, y mucho menos hoy en día, con 15 kilos de más, mis bellas canas, que por cierto brillan, y los estragos en la piel que causa el estrés, el agotamiento emocional (porque jamás será lindo que te den noticias no gratas de la salud de tu hijo) y el no dormir adecuadamente. De verdad mi cuerpo esta funcionando lo mejor que puede. Así que solo sonreí, y le dije, no, soy su mamá, pobre doctora, ya no sabía donde meter su cara, realmente no me molestó, entiendo que no me veo fresca ni radiante.
Entonces, el poder cumplir los compromisos con relación al trabajo ha
sido doblemente complejo. Realmente en muchos de los casos no lo he podido
hacer, he tenido que dejar compromisos o no los he podido atender. Por supuesto
eso no me ha beneficiado, he tenido que derivar a las/os pacientes, y en
algunos casos ya no me contratan por falta de compromiso. Entiendo las posturas
de las instituciones y empresas, ellas tienen que también cubrir sus programas
y fechas, pero, por otra parte, no es que yo no quiera trabajar, tanto Jorge
Abraham como yo, somos los únicos cuidadores. Él también ha tenido que
renunciar a trabajos, a estudios, y por supuesto a sueños.
Esto no significa que no busque que seamos comprendidas, con relación a las condiciones que algunas madres vivimos. Como he platicado con Carmen y Lulú, dos madres que igual se la sortean con sus hijos con Hunter, no podemos trabajar de forma “normal”, pero hemos aprendido a ser comerciantes y usar nuestra creatividad de muchas formas.
No es el afán el de victimizarnos, sino que los fragmentos de vida que narramos sirvan para generar que las personas volteen y no nos tachen de irresponsables, flojas o dejadas a las personas cuidadoras. No dejamos trabajos, oportunidades, o nos descuidamos físicamente porque simplemente no nos importe, o porque no nos hayan enseñado a ser responsables, lo hacemos porque las condiciones de vida así se nos presentan, y tenemos que elegir, entre la vida de nuestros hijos que requieren de nuestra asistencia para conservar en lo mas posible su calidad de vida, o permanecer con ese empleo.
Muchas personas somos cuidadoras sin apoyos externos o familiares, en nuestro caso comprendemos que cada miembro de la familia también tiene sus propias actividades, y jamás hemos querido convertir a los abuelos en cuidadores porque no se hace adecuado ni justo. Por eso algunas personas dicen que estas condiciones de vida resultan para personas adineradas, refiriéndose a los apoyos, por ejemplo, cuidadores formales, terapias, médicos, asistencias diversas. Si no tienes el recurso, pues te la vas sorteando con lo que te sea posible.
Creo que tampoco se trata de dejarlo como una enfermera en alguna ocasión me dijo: “pues yo no le obligue a ser madre, lo hubiera pensado, hubiera abortado”. Y señalo quien lo dijo, porque es importante tener presente que incluso personas académicamente preparadas, en ocasiones no comprenderán las situaciones o dirán las cosas sin pensarlo. No, no se trata solo de “es tu problema no el mío”, cierto, nadie me obligó a ser madre, cierto fue una decisión personal, pero primero habría que respetar esa decisión, y segundo, tal vez podríamos dialogar en como podemos cooperar, que podemos construir todas/os juntas/os, creo que eso podría ayudar más que solo opinar sin conocer todas las circunstancias de esa familia en particular.
Hoy, al comenzar a escribir, realmente lo que pensaba era disculparme
por no poder contestar mensajes, por no cumplir con las actividades laborales
que tenía programadas que tuve que cancelar, por los correos no revisados, por
las tareas no calificadas, por no haber contestado inmediatamente la llamada,
por no poder haber atendido la crisis, por no haber podido ir a tomarme el
café, por no poder ser una persona divertida, por tener mi muro lleno de peticiones
de oraciones y rifas para Elliot Damián, por no ser la amiga que hubieses
querido, por no haber sido la compañera de trabajo sonriente, por no poder ser
la madre que llega y regala cosas y en su lugar tiene quejas, por no poder ser
la madre que siempre está al pendiente…
Y me di cuenta, que estas son solo algunas de las disculpas que a lo
largo de casi 9 años he tenido que dar… también me di cuenta de que he estado
viviendo una serie de duelos, que la Dra. Ofelia me ayudó a darme cuenta, y si,
porque esta serie de disculpas han venido acompañadas de diversas perdidas, realmente,
aunque hoy en día quisiera irme a tomar un café, simplemente no hay con quien.
El ser madre de un niño con una condición de Enfermedad Rara se ha convertido
en una vida en la que me la paso disculpando por no tener una vida como normalmente
se espera…y ¿realmente así tendría que ser?
Realmente no lo sé…lo que sí sé, es que soy una mujer antes que madre, que está buscando redireccionar su propia vida…que ama ser madre y ver la cara de su hijo, quien forma parte de sus sentidos de vida, pero que tiene claro que no es lo único en su vida, pero que las condiciones sociales y del contexto muchas veces orillan a que nos centralicemos. No sé cuántas veces he escuchado, “no te centres en él”, “has tu vida”, etc. Pero ¿Cuántas personas llegan al hospital a decirte, como te ayudo?, ¿Cuántas personas te preguntan, como se cuida a Elliot Damián?, ¿te ayudo a vender boletos de la rifa?...la vida esta llena de “buenas intenciones”, pero esas no son la solución, estas buenas intenciones se tienen que concretar en acciones, sino quedan en eso… y es cierto que se agradece, pero también es necesario generar acciones que ayuden a las personas cuidadoras informales a que realmente conservemos a la par que la persona que cuidamos, nuestra calidad de vida, nuestro tiempo, nuestros sueños, y podamos percibir nuestros sentidos de vida.
Sof Martínez.
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