VIVIR EN SOLEDAD
Mi querido Elliot Damián
Estos días la marea bajo ligeramente, pero no nos podemos
confiar. ¿recuerdas el video que vimos de la cascada y rio que se desbordan
inesperadamente?, así siento nuestra vida en este año, ya ni siquiera es una
montaña rusa, la montaña la puedes visualizar de alguna manera, pero las inclemencias
de la naturaleza son complejas y no se observan a simple vista, debes tener
ciertos conocimientos y experiencia. Así siento con esta enfermedad de Hunter,
tan inesperada, tan compleja, tan llena de matices que nos “vuelan la cabeza”.
Desde el inicio de esta historia la Doctora en genética nos
explicó lo complejo que sería, pero jamás habrá las palabras suficientes para
expresar todo lo que hemos tenido que enfrentar ante esta enfermedad. Es una
constante lucha por la vida, pero, sobre todo, un encuentro-desencuentro con
nuestras creencias, con nuestros valores y con nosotros mismos acompañándote en
este caminar.
Jamás será fácil verte cuando tu cuerpo toma un semblante decaído,
las fuertes temperaturas, las crisis epilépticas, la pérdida de tu bella
sonrisa y la tristeza en tu mirada. Ese día tomaste nuestras manos, nos mirabas
con cierta singularidad, como una caricia en el alma y al mismo tiempo una llamada
de auxilio. Ese día se creo un espacio subversivo entre nosotros tres y el resto
del mundo, tu padre y yo experimentamos la enorme soledad en el dolor que nos embargaba,
pero no había tiempo para detenernos y llorar.
Hemos aprendido en este caminar que a nadie más le importa
esto, que caminamos solos y eventualmente nos encontramos a algunas personas,
pero siempre retomamos ese camino solos. Que el día que llegue, igualmente
estaremos solos junto a ti, hundidos en este abismo que nos genera ver que
nuestra lucha no ha sido suficiente para poder ayudarte a vivir tranquilamente,
sin dolor, sin pesar, con alegría.
No es fácil verte solo y sin amigos, cada vez más aislados
por las complicaciones que surgen en tu salud. Quisiéramos que regresaras a la
escuelita, pero cada que lo intentamos el Hunter llega con una “sorpresa”. Has
aprendido a estar entre médicos y adultos, quienes muchos de ellos ni siquiera
te miran, tan solo te dicen que no eres sociable, y no dimensionan que eres
sordo, que tienes una discapacidad intelectual y que tu cuerpo no responde de
la misma manera, en su lugar solo me dicen que eres “odioso” o que “no
socializas”. ¿Cómo le explicas a un niño que no es comprendido y que es
rechazado por su enfermedad?
Nosotros como cuidadores tampoco somos de gran ayuda…nos la
pasamos trabajando, o buscando recursos para poder cubrir los gastos médicos. Tu
padre solo mantiene sus amistadas por redes sociales, y yo nunca he tenido
amistades, lamentablemente soy de esas personas solitarias que siempre ha sido
observada como “rara” y que poco encaja en los grupos, así que puedo conocer a
muchas personas, pero a limitadas personas les interesa relacionarse con
alguien tan “agria” como yo.
Así que, no convivimos en actividades con otras familias, no
vamos a ninguna reunión social, no te invitan a fiestas o actividades, pocas
veces podemos ir al cine porque el clima resulta muy complicado para ti, y
salir de paseo cada día se complica más, pues los espacios para la silla de
ruedas son limitados, y las actividades pensadas para niños con condiciones de
salud y físicas como la tuya son tan escasas… así que vivimos en soledad…
Perdóname, mi querido Elliot Damián, perdóname por darte una
vida tan vacía a tu alrededor…este año además el mundo se nos desmoronó, y
además el Hunter nos vino a dar un ultimátum y no sabemos cómo responder… perdóname
mi cielo… ya no sé que más hacer…tan solo te repito: te amo con todo mi Ser.
Sof Martínez
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