CENIZAS EN LAS MANOS...UNA BATALLA MAS ANTE EL SX HUNTER
“Usted no es
apta para el puesto”, “lo siento buscamos personas que tenga compromiso y disponibilidad
de tiempo” …no sé cuántas veces he escuchado y leído esto en estos dos últimos años
mi querido hijo… al inicio me invadían ese condicionamiento que la sociedad siembra;
yo misma trataba de convencerme que todo estaría bien, sonreía porque había que
conservar esa “actitud positiva”; que seguramente encontraría algo grande y adecuado
a nuestras necesidades, de cuidadores
primarios.
Pero llegaba esa
próxima ocasión, y algo volvía a suceder, imprevistos, mi propia desorganización,
los cambios que tuvimos que hacer… Un amigo me decía, “bueno, ¡¿y ahora que más
te paso?!”, de repente con cierto hastío… realmente en el curso del tiempo, es
por ello que muchas personas se han ido; porque es siempre más y más de lo
mismo, les resulta molesto que Sofía llegue con una nueva historia de eventos
inesperados…entre tu salud, mi salud, el trabajo…deje de encajar en el mundo
cotidiano.
Hoy en día ya no
me causan bienestar esas palabras de “todo saldrá bien” o “animo”, es más, son
palabras que comienzan a incomodarme… la realidad es que no tengo los recursos económicos
suficientes para poder atender tus necesidades de atención médica, ni para
brindarte la calidad de vida que a mi me hubiese gustado… y tanto para papa
como para mi resulta un gran dilema: buscar un empleo lejos de ti, con el cual podamos
costear todo lo necesario… o estar contigo y disfrutar de ti y tus sonrisas en
el tiempo que la vida nos ha otorgado…el cual siempre se nos ha planteado como
muy corto.
Nos vemos frente
a una pared, un gran muro que se ha ido construyendo entre lo que deseamos y lo
que desde aquí podemos mirar. Tenemos miedo, mucho miedo de lo que encontraremos
e incluso de lo que no podemos ver por lo alto que el muro ha llegado a edificarse.
La realidad es
que nos encontramos con la ceniza en las manos, es la ceniza de los sueños que
se han consumido, de lo que hace 10 años nos sentamos a soñar con el corazón en
las manos, un ramo de rosas rojas, un vestido de satín blanco y el azul que
acompañaban las estrofas de la canción de tu papá.
Son las cenizas
del sueño que después tuvimos, de encontrar una cura a tu enfermedad, o de mínimo
mantener un tratamiento que pudiera brindarte toda la calidez y bienestar
necesario parar poder continuar viéndote crecer y jugar… la realidad es que eso
se ha ido, vemos las cenizas que se las lleva el viento, y corremos tras ellas,
quisiéramos reunirlas y saber que hacer ahora con ellas.
Por lo que ante
cada negativa, de trabajo, de personas, de tratamientos, de recursos, no solo
recibimos el impacto de el objeto material, sino principalmente un zarpazo
emocional, pues tu bienestar físico depende en gran medida de una condición monetaria.
No… no es solo esa enorme pared entre el mundo “del afuera” y el nuestro, aquel
que hemos creado ante la rareza no solo de la enfermedad, sino de nuestra
propia vida. Es ahora también, la posibilidad de vida que te es arrebatada, el
hecho de que solo has pasado a ser un número infinito entre millones de
personas, que consideran que no son prioridad…todo en un pis-pas…
Sí… volvemos a
tener el corazón en las manos como hace 10 años, pero esta vez no de felicidad,
sino de mucho dolor y lágrimas que nos acompañan en un intento de conservar el
equilibrio, la coherencia, y toda la fuerza necesaria para atender la vida…Estamos
cansados, tristes y confundidos… ¿Cómo es posible que entre los mismos seres
humanos haya esa carencia de empatía ante la minoría? Tal vez es una pregunta
absurda porque muchas personas han hablado de ello, pero no deja de sorprendernos
y dolernos.
Perdónanos, mi
pequeño Elliot Damián, no perdemos la fe, pero las fuerzas cada día son menos… así
como mamá fue cayendo tras dos años de negativas laborales, ahora no solo es
eso… ahora es el hecho de enfrentar la fragilidad de la vida en un mundo que
gira a mil por hora y que resulta tan fugaz…perdóname porque te he fallado…Porque
si bien, he fallado con muchas cosas, situaciones, personas, he aportado poco a
la vida, pero nada me duele más que haberte fallado en tantas cosas… a ti, a un
pequeño ser que dependía de mi en todos los sentidos.
Tenemos las cenizas
en las manos…y seguramente tendremos que aprender a construir con esas cenizas…
solo, espera un poquito…necesitamos recobrar el aliento para poder seguir luchando
en una batalla interminable por la vida…
Permítenos un
ratito, por favor…solo un poco más parar continuar… para recobrar la voz y
poder pedir que te devuelvan esa pequeña pero significativa oportunidad de vida…Para
que podamos agitar las manos pidiendo auxilio, para que nos volteen a ver, y
tal vez, solo tal vez, puedan ver que tras esas cenizas, esta el dolor de dos
padres que aman infinitamente a su hijo, con el que hace más de 10 años soñaron
tomados de la mano, sonriéndose uno al otro, y las palabras sobraban…
Permítenos un
ratito más, mi querido Elliot Damián… las personas mayores no siempre
comprendemos el dolor que generamos, y tampoco comprendemos, como de miles de
formas arrebatamos la vida… Deseamos que la vida nos escuche, que las personas comprendan
la importancia de tu reemplazo enzimático, que se valore el tiempo como la vida
misma, como los sueños tan frágiles, como los instantes de felicidad y el deseo
de todas las madres y padres que luchamos por ver a nuestros hijos estables,
felices, y con la oportunidad de vivir…
Te amamos mi
querido Elliot Damián…que el tiempo nos siga otorgando la oportunidad de estar
juntos y tomarnos los tres de las manos.
Sof Martínez
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