LA ESPERANZA DE UN MILAGRO
Hoy te cuento mi querido Elliot,
que seguimos sorprendiéndonos con tu enfermedad pero de una manera nada
agradable. Como es su costumbre, siempre nos agarra desprevenidos, contamos con
una idea de las múltiples complicaciones que hay de tu enfermedad, reitero, una idea, porque realmente al ser
tan poco estudiada, no se sabe cómo responderá cada pequeño que la padece. Por
ejemplo, tú a diferencia de otros niños que conocemos más o menos de tu edad,
con esta misma enfermedad, tienes un retraso en tu desarrollo físico y
cognitivo, mayor. Realmente aún, en ocasiones, me gustaría escucharte decir
mamá…pero sé que eso no sucederá. En su lugar, ahora eres un pequeño que te
gusta apapacharme con tus pequeñas manos acariciando mi cabello, sé que me
dices cuanto me quieres, como yo a ti.
Hace varios años, cuando tenía
entre 9 y 10 años de edad, vi la película “Un Milagro para Lorenzo”, sin
siquiera imaginar que varios años después yo viviría una situación tan
similar…enfrentarme a una enfermedad tan poco conocida en mi pequeño hijo.
Realmente no había caído en cuenta de estos hechos hasta hace poco. Al igual
que Lorenzo, tu cuerpo va deteriorando, pero de una manera más lenta, el
resultado es similar, cualquiera de los casos no es grato para los niños que la
padecen. Al igual que la mamá de Lorenzo, yo soy la portadora de la enfermedad,
y un de las primeras cosas que tuve que afrontar es la culpa que me invadió,
porque yo deseaba ser madre, pero jamás imagine que genéticamente, la vida me había
hecho una mala jugada.
Yo quisiera rescatar de esa
historia, como hay muchas historias de vida actuales, en las cuales los padres
afrontamos las circunstancias de las enfermedades de nuestros hijos. Cada uno
lo hace por medio de sus recursos y posibilidades, desde económicas hasta
sociales y humanas, siempre con la esperanza de encontrar algo que les ayude a
no sufrir. Nosotros en particular no contamos con recursos económicos, y lo
poco que en ocasiones hemos podido recaudar, básicamente es para algunas
terapias o consultas médicas que requieres, que más daríamos por contar con
recursos suficientes para hacer investigación, pero la ciencia médica en ocasiones
en compleja de comprender en sus procedimientos. Y tal vez cualquier médico
dirá que es parte de mi ignorancia, y sí, en parte tienen razón, pero cuando me
refiere a la complejidad con la que se rige, me refiero a dificultad que en
ocasiones tienen en comprender las emociones del Ser humano.
Tengo presente que tu vida, para
muchos de ellos está contada, de ahí que a la fecha ningún médico haya decidido
tomar tu caso para seguimiento, la respuesta de los directivos es que no hay
persona interesada. Por supuesto tendrán sus motivos, pero me pregunto si a su
vez ellos se preguntan cómo nos sentimos nosotros como padres. O por ejemplo,
cuando nos dijeron que tu no entrarías en ningún otro protocolo médico para
verificar si existe alguna otra oportunidad de vida, tu cerebro está tan
afectado que ya no hay sentido. Aunque trato de entender racionalmente lo
referido en relación a gastos, me pregunto si entienden o empatizan con el
dolor que me provocó que nos cerraran las puertas a otras posibilidades de
vida, o para mejorar tu calidad de vida.
Y me atrevo a suponer que no les
es importante, a la mayoría, por la forma en que nos proporcionan la
información, por la forma en que se dirigen a cada una de las madre y padres
que vivimos esta situación. En lo particular, hasta se han burlado de mi
respuesta cuando no sé qué te pasó. De histérica me ha etiquetado. ¿Acaso es
tan difícil comprender que efectivamente me da miedo porque también desconozco
sobre tu enfermedad? pero a diferencia de ellos, yo soy tu madre. Por supuesto
para algunos de ellos (as) ha sido más fácil hacer bromas en torno a mi
respuesta emocional, o simplemente no acercarse a mi cuando te acompaño a
hospital porque les termino preguntando algo que seguramente no saben y que no
tienen la mínima intención de investigar.
Lo mismo ha sucedido con aspectos
de terapias y psicología, no siempre ha sido el caso, pero en general al ser
enfermedad tan poco estudiadas, hay a la fecha poco interés, pues probablemente
nunca tengan que atender a otro niño con tu enfermedad (y ojalá así sea) pero
¿y los que ya están presentes? ¿qué hacemos los padres? Las exigencias sociales
no cesan, nos exigen responder efectivamente como padres, actuar a la brevedad
ante cualquier circunstancia, pero en cuanto sucede algo fuera de lo habitual
ni el equipo de salud tiene respuestas.
Por eso comparto este año, lo que
piden las organizaciones para las enfermedades poco frecuentes como la tuya, la
investigación sigue siendo la esperanza para muchas familias, para mantener tu
calidad de vida. Sabemos que los daños a tu cerebro son irreversibles, pero no queremos
verte sufrir de dolor físico ni emocional. No pedimos que sea un niño “normal”,
al menos no es nuestro caso, sino pedimos calidad de vida en todos los
sentidos, pero en ocasiones no sabemos cómo responderás, inclusive con los
alimentos. Queremos sensibilización hacia el síndrome de Hunter, aunque sea uno
entre muchísimas personas en el medio donde nos encontremos.
Mi tarea es seguir sensibilizando
a mi comunidad mediata, tengo la esperanza que las nuevas generaciones de
médicos, terapeutas, psicólogos y educadores se interesen en aprender,
investigar y tratar sobre el Síndrome de Hunter, que el Gobierno brinde los
recursos para su atención y tratamiento multidisciplinario oportuno. Por lo que
seguiré hablando de lo que vivimos, tú junto con otros muchos pequeños que
viven esta enfermedad, y por supuesto, la familia que muchas veces, adolorida,
pero sigue adelante con la firme esperanza de no ver sufrir a sus hijos. No
importa que me sigan llamando loca, exagerada, histérica, victimizante,
ridícula, no me callaré, porque realmente no deseo que ninguna madre ni padre
viva con la angustia con la que tu padre y yo vivimos, porque quiero que sepan
a dónde acudir, porque creo que si la comunidad se voltea a ver lo que pasa a
su alrededor actuará. Porque he decido a volver a creer en el milagro de los
otros, porque Elliot hoy he decidido creer en los milagros de la vida, y es por
eso que al igual que los padres pedían un milagro para él, yo hoy pido un
Milagro en la vida de Elliot Damián.
Te ama mamá.
Sof Martínez
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