COMUNIDAD HUNTER: POR HISTORIAS DE VIDA VISIBLES
“Mi
nombre es Sofía y junto con Abraham, deseábamos ser padres, después
de varios intentos y de un embarazo complicado tuvimos la dicha de escuchar y
ver por primera a Elliot Damián
y antes del mes, la desdicha de escuchar a los
médicos decir: su hijo es muy raro, no hay nada más que hacer, no le puedes
salvar la vida a tu hijo, si mucho vivirá 3 años, eso nos destrozó…” así empezó
nuestra historia hace poco más de 5 años ante una Enfermedad Rara…” Sofía
Martínez, mamá de Elliot Damián, 5 años, Oaxaca
Hay
historias que necesitan ser contadas, no para generar lastima ni morbo,
necesitan ser contadas por se requiere de visibilidad para tener una mejor
calidad de vida. Esto es lo que ocurre con muchos niños con Mucopolisacaridosis,
yo en lo especifico me refiero a los niños con Mucopolisacaridosis tipo II o Síndrome
de Hunter, la razón es de corazón, mi querido Elliot ha logrado vivir 5 años
con esta enfermedad, a pesar de que desde su nacimiento nos dijeron que no
viviría. Como todo en la vida, en el proceso de ir creciendo, se van teniendo pérdidas,
pero por supuesto también ganancias. Ganancias que se traducen en lazos, en vínculos,
en conocimientos, en personas que generan una Comunidad, bendita palabra que me
hizo comprender un querido maestro al inicio del mes, es por esta razón que
cierro el mes, en el Día Mundial de las
Enfermedades Raras, hablando de nuestra Comunidad, el grupo de personas que
hemos coincidido de otras ciudades, de otros estados, de otros países, unidos
en una misma lucha, proteger y luchar por la vida de nuestros amados hijos.
“Hola
Elliot, ahora que tienes unas cuantas horas de vida entre nuestros brazos,
quiero que sepas que hemos esperado mucho tiempo este momento tu mami y yo, […]
no cambiaría por nada ese instante donde por primera vez posaste tus ojitos
sobre mí, te amo mucho mi cielo…” Jorge Abraham, papá de Elliot Damián,
5 años, Oaxaca.
Nuestras
historias como padres comienzan como las de cualquier padre y madre que esperan
entusiasmados y amorosos la llegada de su pequeño o pequeña, esa no fue nuestra
excepción. Y como cualquier otro padre y madre, al enterarnos de la enfermedad
de nuestros hijos, nuestro Ser se derrumba, el espacio se congela; creo que de
una forma necesaria para contener las lagrimas y todas las emociones que
acompañan ese momento. Ha algunos nos
dura un instante, otros nos duran días y otros más nos tardamos más del tiempo
que te estipulan; es tu proceso, es tu camino, recuérdalo.
De
repente tienes que salir y enfrentarte a un mundo que no conocías, y darte
cuenta que lamentablemente, es un mundo que muchas personas a tu alrededor ni
siquiera contemplan. Es como estar en un espacio alterno y no saber qué hacer o
como dirigirte. Comienzas a caminar un tanto asustada(o) y temerosa(o), pero no
dejas de caminar, sabes que necesitas recuperar el aliento; algunos lo hacen
con mayor arrebato, y otros nos tomamos varios espacios para recuperar de
suaves cuotas la respiración.
Y
cuando piensas que caminas en las sombras, no dejan de aparecer Ángeles en el
camino, algunos se presentan como médicos, asistentes, maestros, Asociaciones
como AMAER o como MPS JAJAX, etc. Que te brindan la mano, y principalmente el
corazón, que te acompañan en esta travesía, te motivan, te dan aliento; son
como una muleta, que cada vez que caes, te apoyan para levantarte, y son eso,
un apoyo, pues el camino es tuyo con tu familia, y principalmente es el camino
de tu pequeño.
“Julián
me enseño otra cara del amor que no conocía, el me enseñó a tutear a la
Alegría, a dar todo sin condiciones, para mí fue como tener la ecuación
resuelta, entender a que vine a este mundo. Me enseño que el amor no solo se
materializa en una situación de vida o muerte, se demuestra en los detalles con
los que construimos la vida, me enseñó que bajo cualquier circunstancia uno se
entrega y jamás te rindes”. Guillermo Ramos, papá de Alonso Julián, 5
años, Cd, de México.
Conforme
avanzas en el camino, te das cuenta que te vas fortaleciendo, vas conociendo
algunos aspectos de ti misma(o) que no conocías, a lo mejor que ni imaginabas. La
vida cobra otro sentido. En ocasiones un poco más aguerridos en comparación a
otros padres, tu significado de Ser y de Vida, definitivamente es otro, más
sensible, más amoroso. Y llega lo más enriquecedor que como familias podemos
encontrar: otras familias que hablan el mismo idioma, y que al igual que tú, buscan
incluir a sus hijos a una sociedad, que aún necesita conocimientos y sensibilización
ante estas enfermedades; realmente no somos pocos, somos muchos los que nos levantamos
y alzamos la voz para hacer visibles las Enfermedades Raras.
Así,
desde Sonora, Tamaulipas, Colima, Coahuila, Guadalajara, Veracruz, Cd. de México,
Oaxaca, Yucatán, en todos los estados existen pequeños con esta Enfermedad. Y
no solo están ellos, existen sus Familias que amorosa y aguerridamente los acompañan,
personas que admiro y respeto, porque me han enseñado el valor de la comunidad,
de la responsabilidad, a no perder la Fe y a levantarme con mi hijo cuantas
veces sea necesario.
Reconozco
con todo mi Ser su presencia en mi vida, desde Carmen con sus gemelos que tanto
adora, mujer alegre y entrañable, que siempre tiene una sonrisa en el rostro y te
genera un “adelante”.
Bertha
con su hermoso Manuelito, que comenzó esta lucha hace años, y que fue la primera
madre que amorosamente me acompañó, que se enorgullece de ser madre sin, en ningún
momento, detenerse a escuchar el “qué dirán”.
Celeste
de Tamaulipas, una madre sin igual, ejemplar, que se ha enfrentado a muchas
situaciones de vida, que ha afrontado el duelo de sus gemelos con toda la entereza
humana; madre amorosa de Miguel, que me ha enseñado a no desistir, a tener una
visión optimista, y que siempre me recuerda lo importante de la Fe.
Lulú
de Ciudad obregón, una madre con tanta chispa por la vida, madre de Marito que
siempre tiene una sonrisa, una madre creativa, que siempre está tratando de
aprender y de saber como aplicar todo lo que sea necesario para su peque.
Carlos
padre de Carlitos de Nogales, Sonora, por él aprendí que hay que luchar, a
pesar de tener todo en contra.
Guillermo
de Ciudad de México, padre de Julián Alonso, un pequeño vivaz y alegre. Padre
visionario, emprendedor y entusiasta, que me recuerda no caer en la monotonía,
no desistir de la lucha, callarse por un momento solo será para cobrar más
fuerza y volver a levantar la mano y alzar la voz en pro de nuestros hijos.
Jesús
de Cananea, Sonora, no hay mayor ejemplo de cómo un chico con esta enfermedad, con
el apoyo de su familia, puede salir adelante; un joven con Síndrome de Hunter que
estudia, trabaja y simplemente es un joven.
Son
pedazos de historias, de lo que yo he aprendido de ellas (os), historias no
contadas que si son visibles unirán muchas más fronteras, y podremos seguir luchando
por una verdadera inclusión, desde las necesidades de cada Familia. Y son tan
solo algunas de las muchas Familias que he conocido en este camino, pues existen
otras historias como las de Adriana, Verónica, Valeria, Eva, Edith; grandes
mujeres, con Familias fuertes que luchan junto con sus pequeños hijos.
La visibilidad no debería ser solo para algunos pacientes, sino para cada niño, en la vida real no existen imágenes que representen, existen vidas, y cada vida contiene una historia que necesita ser escuchada, que necesita ser narrada, y que necesita de soluciones en todas las esferas del Desarrollo Humano.
“Marito
para mí me enseñó a ser mamá, es mi primer hijo y con el entendí lo que es el
amor incondicional, el que no tiene límites, él ha sido mi maestro y mi motor y
verlo esforzarse cada día con esas ganas me hace sentir que no debo rendirme
nunca ante la adversidad” Lulú Hurtado, mamá de Marito 4 años, Cd.
Obregón, Sonora
Es
por eso que no solo hablo por mí, sino también por muchas familias que muchas
veces son juzgadas, sin conocer la historia que está detrás. Hablo y escribo
por todas aquellas personas que nos juzgan sin recordar que se encuentran
frente a un ser humano, y que no somos víctimas si tenemos un hijo con alguna
enfermedad o discapacidad, pero la realidad es que nuestros hijos requieren de
un medicamento muy caro, y una atención especializada que muchas veces no encontramos.
La
historia familiar es diferente en cada uno, por muchos motivos, desde la gravedad
de la enfermedad, hasta situaciones socioeconómicas, pero si tenemos algo en común,
el amor hacia nuestros hijos, la Fe que mantenemos en la vida, y el deseo de
que nuestros pequeños tenga calidad de vida.
Por
eso repito mis palabras de hace un año: Hablo de
las Mucopolisacaridosis, porque no creo en las casualidades, porque estoy
convencida que la vida siempre nos da señales de alguna manera y debemos estar
ávidos a ellas.
Porque creo que el significado del nombre de Elliot,
FE… sé que no podré quitarle la enfermedad, sé que el tiempo se nos acorta cada
día y más ahora con los problemas que giran en torno al tratamiento y a la atención médica que cada vez tambalea;
pero sigo teniendo Fe de que si hablamos de lo que realmente pasa en la
vida cotidiana de un niño con esta enfermedad, de lo que pasa con las Familias
que acompañamos a los pequeños, podrá haber estudios al respecto, habrá
especialistas que se interesen y podrán ayudar a más niños, para poder seguir
viendo esos ojos grandes y expresivos, y esas sonrisas que nos llenan de vida.
Porque creo que la naturaleza emotiva y protectora
de cada madre y padre, combinada con el cariño y/o amor que cada persona fuera
de la Familia les pueda dar, apoyándolos de alguna manera en su tratamiento e
inclusión, fortalecen cada día la vida de nuestros pequeños.
Y seguiremos
alzando la voz, y hablando de lo positivo y negativo al vivir con esta
enfermedad, porque creo en el efecto "bola de nieve", porque creo que
aún hay personas solidarias, porque creo en el cambio, porque creo en la
Comunidad y, sobre todo, porque mantengo la Fe... porque una vida visible y con
calidad no es tarea sencilla.
“…me gustaría preguntar, ¿a alguna
persona le gustaría acompañarnos en este camino?, ya sea por un tiempo corto,
mediano o por un largo trecho, serán bienvenidos porque el camino de Hunter
realmente apenas comienza…”
Sofía
Martínez, mamá de Elliot Damián, 5 años, Oaxaca
Sof Martínez
Saludos a todas las familias Hunter, desde Venezuela, dónde también hay varios niños y familias Hunter, que luchamos por hacerlos felices, visibles y mejorar su calidad de vida. Que Dios aumente nuestra FE
ResponderEliminarBendiciones para ustedes
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